Luís R. Santos: narrador de la realidad dominicana

La Princesa de Capotillo es la historia de una jovén que tiene muchas aspiraciones y deseaba salir de ese sector de la capital en busca de una mejor vida y ese sueño esperaba lograrlo a través de su pareja.

Luís R. Santos, destacado escritor dominicano, es la prueba fehaciente de que para trascender en la vida hay que escribir un libro, sembrar un árbol y tener un hijo.

El novelista dominicano oriundo de Santiago de los Caballeros dedicó diez años de su vida al trabajo agropecuario, carrera que estudio en el Instituto Superior de Agricultura y la Universidad Católica Nordestana, sin embargo su pasión “feroz” por la lectura le hizo cambiar el rumbo de su vida y actualmente es uno de los escritores contemporáneos más destacados en el país y a nivel internacional.

Santos afirma que sus obras tienen un fuerte matiz narrativo, donde denuncia los males que afectan la sociedad dominicana. “Básicamente yo tengo novelas y las novelas mías todas tienen una intención, un propósito marcado de un mensaje realista y de cambio de nuestro país”, expresa Santos.

“La Princesa de Capotillo” es la nueva obra de este literato cuya trama gira en torno a la a la violencia y la delincuencia que genera la marginalidad social y es también una novela que desde un principio hasta el final se siente que hay una intencionalidad de mostrar y decirle a la sociedad dominicana que ha sido muy indolente con la clase social más depauperada; también se muestra en la novela como el narcotráfico y el poder policial y de la DNCD utiliza a los peones de los barrios para ellos enriquecerse.

“Yo quiero que este libro lo lean los jóvenes de todos los sectores sociales; el de los barrios para que entiendan como el poder del narcotráfico los utiliza y a los de clase media, clase alta para que vean que ellos son privilegiados que no tienen la necesidad de vivir como viven estos muchachos y que a veces se desvían del camino, que quieren riquezas fáciles también y ellos no tienen necesidad de hacer eso, muchos de estos jóvenes son obligados por la circunstancia a delinquir”, dice con firmeza Luís R. Santos.

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