En nuestro país mencionar el mes de abril es recordar momentos tristes, episodios donde los dominicanos se vistieron de luto al ver como se perdía la soberanía de la nación.
El cuarto mes del año representa para República Dominicana la lucha, la muerte, el fraude y el nacionalismo ferviente de cientos de jóvenes que perdieron sus vidas por mantener la constitucionalidad, en un país que recién se liberaba del látigo de la dictadura trujillista.
La mente de los abuelos, de los padres y de los tíos , ya mayores, hace una mirada interior hacia ese abril funesto de 1965. Lo que empezó como una batalla por devolver al profesor Juan Bosch al poder, se convirtió en una guerra por mantener la independencia obtenida por Juan Pablo Duarte y los Trinitarios en 1844 ante la intervención norteamericana ordenada por el presidente de los Estados Unidos, Lyndon B. Johnson .
Sin embargo, me cuesta mucho aferrarme a la historia que narran los libros de los escritores criollos, ya que siempre me queda la pregunta de ¿dónde están los nombres de los pobres que aferrados a las grandes ideas se alzaron en la misma lucha donde sólo se mencionan los apellidos de personas pudientes?
Un profesor de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, hace aproximadamente dos años, un 25 de abril, comentaba con la voz entrecortada y los ojos llenos de lágrimas que perdió a muchos amigos que fueron brutalmente asesinados en frente de la Fortaleza Ozama. Ese maestro nos hizo ver, a todos los allí presentes, el sufrimiento de las madres al saber que sus hijos, en su mayoría adolescentes, habían muerto y la dicha que él tuvo de salvarse para podernos contar su historia. Saben, esa historia no la conoce mucha gente, pues ese maestro era sólo un niño de 17 años que cambió los libros por una escopeta para defender su pedazo de tierra.
Un 28 de abril de 1965 las tropas yanquis invadieron nuestro territorio en busca de supuestos comunistas, ya que para esa fecha era comunista el que defendía el respeto a los derechos humanos, el que promulgaba igualdad, el que manifestaba reconocimiento y ayuda a los más necesitados y el que se oponía a la hegemonía de el conservadurismo y la iglesia católica.
Comunista fue Juan Bosch simplemente por reducir el sueldo de los funcionarios del poder ejecutivo, por manifestar el derecho de expresión, impedir los latifundios y los abusos cometidos por los capitalistas.
Es lamentable que el pueblo tuviera que luchar en contra de los organismos encargados de salvaguardar la patria, que el ejército y la marina de guerra comandados por Elías Wessin y Wessin prefirieran destruir a los suyos, a dominicanos honestos que decidieron entregar su vida por nuestra querida Quisqueya.
Sin embargo la lucha de los militares constituyentes sirve de inspiración para las personas que aún sienten la necesidad de honrar su patria. Pero siempre me preguntaré ¿de que valen las luchas? pues como siempre el país está lleno de plagas con poder que permean la democracia, el civismo y la justicia.
Para finalizar me responderé la pregunta que da título a esta reflexión, abril más que un mes de tragedia se convirtió en el mes de los héroes que recordaremos los que dedicamos un poquito de nuestro agitado calendario para aprender de la historia dominicana.
El cuarto mes del año representa para República Dominicana la lucha, la muerte, el fraude y el nacionalismo ferviente de cientos de jóvenes que perdieron sus vidas por mantener la constitucionalidad, en un país que recién se liberaba del látigo de la dictadura trujillista.
La mente de los abuelos, de los padres y de los tíos , ya mayores, hace una mirada interior hacia ese abril funesto de 1965. Lo que empezó como una batalla por devolver al profesor Juan Bosch al poder, se convirtió en una guerra por mantener la independencia obtenida por Juan Pablo Duarte y los Trinitarios en 1844 ante la intervención norteamericana ordenada por el presidente de los Estados Unidos, Lyndon B. Johnson .
Sin embargo, me cuesta mucho aferrarme a la historia que narran los libros de los escritores criollos, ya que siempre me queda la pregunta de ¿dónde están los nombres de los pobres que aferrados a las grandes ideas se alzaron en la misma lucha donde sólo se mencionan los apellidos de personas pudientes?
Un profesor de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, hace aproximadamente dos años, un 25 de abril, comentaba con la voz entrecortada y los ojos llenos de lágrimas que perdió a muchos amigos que fueron brutalmente asesinados en frente de la Fortaleza Ozama. Ese maestro nos hizo ver, a todos los allí presentes, el sufrimiento de las madres al saber que sus hijos, en su mayoría adolescentes, habían muerto y la dicha que él tuvo de salvarse para podernos contar su historia. Saben, esa historia no la conoce mucha gente, pues ese maestro era sólo un niño de 17 años que cambió los libros por una escopeta para defender su pedazo de tierra.
Un 28 de abril de 1965 las tropas yanquis invadieron nuestro territorio en busca de supuestos comunistas, ya que para esa fecha era comunista el que defendía el respeto a los derechos humanos, el que promulgaba igualdad, el que manifestaba reconocimiento y ayuda a los más necesitados y el que se oponía a la hegemonía de el conservadurismo y la iglesia católica.
Comunista fue Juan Bosch simplemente por reducir el sueldo de los funcionarios del poder ejecutivo, por manifestar el derecho de expresión, impedir los latifundios y los abusos cometidos por los capitalistas.
Es lamentable que el pueblo tuviera que luchar en contra de los organismos encargados de salvaguardar la patria, que el ejército y la marina de guerra comandados por Elías Wessin y Wessin prefirieran destruir a los suyos, a dominicanos honestos que decidieron entregar su vida por nuestra querida Quisqueya.
Sin embargo la lucha de los militares constituyentes sirve de inspiración para las personas que aún sienten la necesidad de honrar su patria. Pero siempre me preguntaré ¿de que valen las luchas? pues como siempre el país está lleno de plagas con poder que permean la democracia, el civismo y la justicia.
Para finalizar me responderé la pregunta que da título a esta reflexión, abril más que un mes de tragedia se convirtió en el mes de los héroes que recordaremos los que dedicamos un poquito de nuestro agitado calendario para aprender de la historia dominicana.
Comentarios